El México de principios de la década de 1940 representa un parteaguas en la historia nacional. Se dejaba atrás el radicalismo cardenista para dar inicio a un proyecto de nación que pregonaba la conciliación como fundamento político y marcaba las directrices para un cambio social y económico. El propósito de esta obra es dar cuenta de las transformaciones que experimentó la educación y el papel crucial que desempeñó en la construcción del México moderno. Examina las estrategias utilizadas por el Estado para consolidar su control en el ámbito educativo así como las iniciativas que desembocaron en un inevitable proceso de homogeneización cultural. Da cuenta de cambios y novedades, pero también de permanencias; de nuevas metas forjadas a la luz de un modelo de desarrollo económico acelerado, de nuevas alternativas educativas, de las modificaciones a la labor magisterial, de la expansión del sistema escolar frente a un acelerado crecimiento demográfico, de los esfuerzos por integrar a una población heterogénea, dispersa, a la sociedad nacional. Asimismo, busca introducirse en el complejo mundo del acontecer cotidiano tratando de conocer la postura de los diversos actores sociales comprometidos en el quehacer educativo, reflejo de ese mundo plural, heterogéneo, que muchas veces se trata de ocultar tras la imagen del México moderno.