Japón se encuentra en transición. Al parecer, su economía ha superado los desafíos impuestos por las nuevas realidades internacionales, pero la estructura interna de los intereses de la relación entre burócratas, empresarios y políticos entró en una fase de reacomodo que no ha encontrado aún definiciones precisas. La maraña de la estructura de ese "triángulo de acero", que mantuvo como premisa una visión proteccionista de la comunidad empresarial como una prioridad "nacional", se ha orientado ahora hacia una interpretación neoliberal de la función del Estado a manos del propio sector empresarial. Esa interpretación supone que el país enfrenta problemas que ya no pueden resolverse por medio de los procedimientos tradicionales de consenso interno. Ahora habrá de enfrentarse a viejas fórmulas que, a su vez, se traducen en una incierta transición hacia un modelo de política económica y financiera más volátil y reactivo. El estudio que aquí se presenta previene acerca de la precariedad que entraña la asunción de una política de seguridad nacional con esos fundamentos y acerca de las nuevas asechanzas militaristas que empiezan a infiltrarse en el Japón actual.