México y Japón son países que, partiendo de bases económicas, políticas, sociales y culturales diferentes, se destacaron por el sostenido crecimiento económico durante el período de posguerra, el primero entre las naciones en vías de desarrollo y el segundo entre las sociedades industriales avanzadas. Si bien ambos comparten la cuenca comercial del Pacífico, las relaciones económicas entre ellos, estrechadas hacia mediados de los años sesenta, han sido siempre difíciles y no han avanzado en correspondencia con el desarrollo de sus economías. Durante el decenio de los años setenta, la inestabilidad del mercado petrolero internacional , de cuyos suministros depende la economía japonesa, y la emergencia de México como exportador importante de crudo, crearon las condiciones para que se ampliaran las relaciones entre los dos países. Se abrió así, un período de intensas negociaciones en las que cada uno de ellos procuró dar respuesta a sus necesidades. Japón recurría al crudo de México para diversificar sus fuentes de abastecimiento y México se apoyaba en su riqueza petrolera para ampliar su industria, de esta manera ambos países se ubicaron en un campo de intereses comunes. En este libro se da cuenta de la forma cómo, en los años setenta, se han desarrollado las relaciones económicas entre Japón y México tanto en el aspecto comercial y financiero como en el de inversión extranjera directa y de cooperación científica y tecnológica. Se destacan, además, las desavenencias y problemas surgidos en las negociaciones en torno al petróleo y a la participación japonesa en el proceso de industrialización de México. El libro· presenta las dos visiones de dicha problemática: la mexicana y la japonesa elaboradas por investigadores sociales de cada uno de los países, es decir, surgidas de contextos económicos, políticos y culturales, disímiles.