La comunista rusa Alexandra Kollontai fue la primera mujer en la historia en ocupar un puesto de gobierno. Esta feminista defendió el amor libre, la igualdad de salarios para hombres y mujeres, la legalización del aborto y la socialización del trabajo doméstico y el cuidado de los niños. Pero fue más allá… Llevó el concepto marxista de tener una economía diferente y un hombre nuevo que construyera un mundo mejor, al ámbito femenino. Según Kollontai hacía falta una mujer nueva, alejada de la idea del amor romántico. Independiente económica, psicológica, y sexualmente.

Congruente con sus ideales, tomó la dura decisión de alejarse de su pareja y de su hijo para estudiar economía política y luchar por la emancipación de las mujeres trabajadoras:

“Aunque mi corazón no aguante la pena de perder el amor de mi esposo, tengo otras tareas en la vida más importantes que la felicidad familiar. Quiero luchar por la liberación de la clase obrera, por los derechos de las mujeres, por el pueblo ruso."

En 1946 Alexandra Kollontai fue nominada al nobel de la paz. Sin embargo, el premio ese año lo obtuvo Emily Green, activista fundadora de la Liga Femenina por la Paz y la Libertad, que luchó toda su vida por el sufragio de la mujer, la igualdad racial, los derechos laborales y el control del trabajo infantil.