Los cuidados han sido un área de investigación que ha cobrado relevancia en los últimos años. Este hecho se debe no sólo al desarrollo experimentado por los marcos teóricos–metodológicos que la sustenta, sino a las transformaciones que han acontecido a nivel internacional con repercusión en los cuidados y su organización social. Las sociedades experimentan cambios socio demográficos que tensionan el modo en que se gestiona la satisfacción de las necesidades y el bienestar de las personas dependientes. Ha crecido considerablemente el número de trabajadores y trabajadoras del cuidado que laboran en ambientes inseguros, precarios y sin garantías, al tiempo que avanza el posicionamiento de movimientos sociales y políticos que denuncian tales realidades y dan cuenta de la necesidad de un cambio. El feminismo por su parte ha protagonizado acciones para visibilizar brechas de género asociadas a la desigual distribución de los cuidados que impactan visiblemente a las mujeres en contextos marcados por la desigualdad. De igual modo, la crisis sanitaria generada por la COVID–19 impactó con fuerza los modelos socio–económicos y puso en el centro una reflexión más aguda sobre la vida, la salud, los cuidados y el papel de los actores en la construcción de estrategias, servicios y políticas que suponen mejorías en cuanto al bienestar.